Por: Psic. Francisco A. Olvera Minjares
La educación que recibimos de nuestros padres, y los medios de comunicación, nos hicieron creer que nuestros hijos se podían «traumar» si les hablamos fuerte, si los castigamos, o les marcamos límites muy claros. Nos hicieron temerle al conflicto con los hijos, evitamos temas complicados, evitamos sancionar, nuestras consecuencias frente a las reglas deja mucho que desear.
Se nos olvido ser autoridad. Se nos olvidó, que como padres, nuestra función primordial es educar a nuestros hijos, y me refiero a educar para la vida, no a la educación escolar.
La generación actual, jóvenes entre 18 y 30 años, no tienen definido que quieren en la vida, o como dijo Bucay, «¿para que viven?» les falta el temple, el sentido de vivir, del que habla Viktor Frankl.
Pilar Sordo, Psicóloga chilena, propone en su libro «¡Viva la Diferencia!» lo que ella llama » LOS TRES PILARES DE LA EDUCACIÓN»
- RESPONSABILIDAD
- LIBERTAD
- FUERZA DE VOLUNTAD
Los padres debemos educar a nuestros hijos para que tengan responsabilidad, debemos darles tareas y deberes de vida, no solo académicos, que les permitan poco a poco, sentirse aptos para enfrentar la vida, conozco jóvenes que tienen maestrías y doctorados, pero que no saben salir a buscar trabajo, jóvenes con licenciatura en mercadotecnia, que creen denigrante trabajar en un puesto de tacos, cuando, es ahí, donde pueden ejercer su profesión, Jóvenes que creen merecerlo todo por haber estudiado y creen injusto que nadie les de trabajo, sin haber luchado antes por conseguirlo.
Estas tareas de vida, pueden ser: hacer labores en casa, trabajar en vacaciones, hacer labor social, ayudar en el trabajo a los padres, etc.
La libertad concebida como “hacer lo que tiene sentido para mi proyecto de vida”, y no como “hacer lo que yo quiero”, sin embargo, para tener esta libertad, es necesario primero ser responsable, un Joven responsable, tendrá la claridad de pensamiento para decidir cuándo ejercer su libertad, es decir, cuando hacer algo para darle sentido y rumbo a su vida.
Para lograr esto, es necesario permitirle, la toma de decisiones responsables, en donde pueda asumir las consecuencias de sus acciones, sean estas consecuencias logros o fallas.
Y por último, la educación de la fuerza de voluntad, que será necesaria para ejercer la libertad y la responsabilidad.
Sin la fuerza de voluntad, no hay acción que continúe, meta que se alcance, sueños que se persigan, la fuerza de voluntad, se adquiere en el día a día, con la “obligación” de hacer aquello que en ocasiones no nos gusta hacer o no tenemos ganas de hacerlo, la fuerza de voluntad, es aprender a encontrar motivos donde no los hay, la fuerza de voluntad, es anteponer mi responsabilidad a mi flojera o desgano.
Para formar estos tres pilares los padres, debemos ser consistentes y congruentes, ser consistentes, significa, no desautorizarse entre los adultos, mantener firme la decisión de castigos o consecuencias por las acciones de los hijos, mantener la congruencia entre los castigos y las faltas, no cambiar los valores o puntos de vista por conveniencia.
La educación de la fuerza de voluntad, no se logra FACILITANDOLES LAS COSAS, sino enseñándoles como enfrentarse a ellas y a darles solución.
SI QUIERES QUE TU HIJO ANDE EL CAMINO, NO LE HAGAS EL CAMINO, ENSEÑALE COMO HACERLO, Y EL DECIDIRA EL RUMBO.