Archivo diario: junio 25, 2014

Características de las familias adoptivas que se adaptan satisfactoriamente

Por: Isis Penélope López Cortes

Resumen:

Mediante investigación documental se describe las características de familias que logran una adaptación satisfactoria en situación de adopción de menores. Con el propósito de facilitar la información al público interesado, se encontró que la adopción tiene grandes posibilidades de tener éxito, siempre que cuenten con la preparación previa para recibir al menor, y que revisen si tienen o se formen en características que tienen en común las familias exitosas, señaladas por investigaciones y la adaptación no depende del todo de las características del niño.

Introducción:

 Tener hijos implica la responsabilidad de cubrir sus necesidades tanto físicas como emocionales, educarlos, enseñarles valores, normas, de manera que puedan adaptarse a la sociedad (Labajo, 2008). Los niños adoptados y sus nuevas familias, tienen un reto extra, relacionado con su historia previa.

Describiendo factores que influyen en la adaptación exitosa del menor a la familia y viceversa se podrá comprender mejor lo que los investigadores han observado que le es de utilidad a una familia para tener mejor pronóstico en su adopción. Este trabajo, es de utilidad para las familias que enfrentan o que planean adoptar, para una mejor adaptación  a esta nueva situación de vida.

En nuestro estado existen instituciones en las que se realizan trámites de adopción, sin embargo, DIF nacional reporta que el 38% de las entidades no cuenta con servicio post adopción, por lo tanto, al  toparse en  la práctica psicológica,  con familias en búsqueda de este tipo de apoyo, se revela la necesidad de investigar y formar profesionistas en esta área, por parte de la Universidad Mundial la cual está comprometida con los más necesitados y desprotegidos de nuestra sociedad (DIF, 2007).

En el presente trabajo se  describe brevemente el significado de adopción, las situaciones que se pueden presentar ante la adopción, factores que pueden poner en riesgo la adaptación y características comunes  de las familias que encuentran mayor  satisfacción al adoptar.

Haciendo uso del acceso a internet, en una computadora se revisaran páginas de publicación científica, relacionados con el tema. Mediante el análisis de la información se seleccionara la más adecuada para cumplir con los objetivos del presente trabajo.

Metodología: investigación documental, de familias en la etapa posterior a la adopción legal, específicamente  niños adoptados después de los 8 meses de edad y menores de 12.

La adopción y sus implicaciones:

La palabra adopción, proviene del latín adoptatio, que significa elegir a un defensor, prohijamiento; y del griego adozos: despreciado y adoptare: aceptado (Jaimes, 2011); esto quiere decir que alguien toma, lo que otro deja y se lo  apropia con el fin de defenderlo. La adopción entendida como un medio de proteger a los niños en situación de casa cuna o casa hogar, para brindarles la oportunidad de satisfacer su derecho a desarrollarse en una familia, del mismo modo para la familia tener la oportunidad de cuidar y educar a un menor.

 Educar a un niño en situación de adopción, implica también, hacerse cargo de la historia que trae consigo y que seguramente no es una historia  agradable. La adopción puede servir para sanar sus heridas, se convierte en una oportunidad vida (Gómez, 2009). Para mejorar el pronóstico de la adopción es necesario conocer tanto factores de riesgo, como de protección (Berástegui, 2007; Mundaca, 2000).

Particularmente los infantes adoptados después de los 8 meses, presentan mayores riesgos en relación al apego, esto dificulta que establezcan vínculos adecuados con sus cuidadores, siendo un reto extra para los padres adoptivos (Mundaca, 2000). El mundo que conocen estos niños, las cosas y las personas son inestables, digamos que tienden a desaparecer; los niños por supuesto responden ante esta situación de diferentes maneras (Jaimes, 2011).

Mostrando conductas de hiperactividad, problemas de atención, conductas desafiantes, mentiras, agresividad (verbal y/o física), rabietas, robo, escaparse de casa, retrasos en  su desarrollo, o los opuestos, conductas de retraimiento, etc. Una variedad de conductas con las que ningún padre se quisiera topar, y por supuesto que no son exclusivas de los niños adoptados (Palacios, 2007).

La adopción no es una patología, es un intento  por proteger y garantizar el derecho de los niños a crecer en un hogar y formar parte de una  familia (Femenía, 2010; Jaimes, 2011).

La comprensión del proceso de adaptación ante esta situación, es mejor asimilado, cuando  se contempla todas sus  partes en interacción, no es solamente el niño con la carga genética e histórica que trae, también tiene mucho que ver las características de la familia y el entorno en el que se desenvuelve (Berástegui, 2007). Características de la familia, como la razón para adoptar, la salud de la pareja, los estilos de crianza y el manejo de límites, también tienen mucho que ver en el éxito de la adopción (Jaimes, 2011). Linda Katz (1992, citado en Mundaca, 2000)  dice que a pesar de las dificultades de salud, desarrollo, de conducta, apego, etc., la mayoría de las familias que tienen éxito, es debido a las características de estas, y no del niño exclusivamente.

 Factores que influyen en la adaptación de la familia en adopción

 Brodzinsky y Ramsay, (1985, citado en Mundaca, 2000) proponen factores que pueden influir en la adaptación de la familia, específicamente en el desarrollo de un vínculo:

–  Duelo: cuando la pareja no ha sanado respecto a la esterilidad, el hijo que no pudieron engendrar. Y el niño respecto a la pérdida de su familia biológica (Mundaca, 2000).

–  Durante la adopción legal: pueden experimentar ansiedad e incertidumbre. Depositar y exigir expectativas: de la personalidad del niño, de la conducta y de la reciprocidad de afectos (Mundaca, 2000).

–  Las valoraciones psicosociales durante la adopción legal: pueden generar ansiedad e inseguridades de ser idóneo o no, de tener o no capacidades para cuidar del menor (Mundaca, 2000).

–  Carecer de modelos: al ser hijos biológicos no cuentan con modelos de parentalidad adoptiva (Mundaca, 2000).

–  Pocas o nulas redes de apoyo familiares, sociales (Mundaca, 2000).

–  Tiempo de convivencia del menor con su familia biológica o de institucionalización Mundaca, 2000).

–  Errores de atribución: el es así, porque es adoptado (Mundaca, 2000).

–  Estilo de crianza autoritaria  o permisiva (Mundaca, 2000).

De Angelis, (2000, citado en MUNDACA, 2000) en investigaciones con niños adoptados encontró que las madres que respondían de forma acogedora incluso al rechazo cumplían una función terapéutica para el niño quien respondía de manera favorable. Característica que fue observada en otras  investigaciones las cuales había mayor éxito en la disminución de conductas disruptivas.

Existe evidencia de que la adopción tiene resultados favorables en el desarrollo de estos niños, incluso en comparación con niños criados por sus padres biológicos, pero que tienen afectos ambivalentes o de rechazo ante estos. Investigaciones realizadas en España indican que las posibilidades de satisfacción familiar que se puede alcanzar son mayores a 80% en estudios realizados a familias con adolescentes adoptados (Fernández, 2012). Del mismo modo, la familia también tiene una buena oportunidad de tener un buen funcionamiento tomando las medidas adecuadas (Gómez, 2009).

 Características de las familias exitosas:

Lograr la adaptación tras la adopción, quiere decir, que la familia alcanza un nivel de funcionamiento satisfactorio, sin significar esto que las crisis han terminado, puesto que la vida es continuo de cambios, que conllevan a la crisis (Berástegui, 2007).

Las investigaciones describen características de los padres adoptivos que tienen mayores probabilidades de éxito con su familia:

–  Prepararse para la paternidad adoptiva, en grupos y/o en pareja para la llegada del menor (Jaimes, 2011), entender cuando y como se pueden presentar situaciones, normales en adopción.

–  Tolerancia a los sentimientos ambivalentes en relación al menor. El no juzgarse tan duramente puesto que las conductas de rebelión o rechazo que se pueden presentar pueden ser difíciles pero esperables en esta situación (Mundaca, 2000).

–  Retardan la necesidad de ser correspondidos afectivamente. El niño expresa su temor a la situación en base a su experiencia, no es rechazo directo a su persona. Poder separar el deseo de tener hijos, del deseo de criarlos (Femenía, 2010). Cuando los padres renunciaban a su expectativa de ser correspondidos con afecto, pueden verse como padres de profesión y dar la oportunidad de desarrollarse lo más sano e independiente posible.

–  Reconocer y encontrar felicidad en pequeñas mejorías (Mundaca, 2000).

–  Flexibilidad en el  estilo de crianza de estilo democrática, y los roles, los cuales son compartidos (Mundaca, 2000).

–  Visión sistémica de la familia: visión total de la familia, cada integrante es importante e influye en el funcionamiento de esta, si algo anda mal, es responsabilidad de todos (Mundaca, 2000).

–  Apropiarse, validar y reconocer su rol como padres. Sobre todo el uno al otro como padre y madre, esto le permite al niño identificarse conforme necesita en su desarrollo (Femenía, 2010).

–  Postura proactiva en el cuidado y control del menor (Mundaca, 2000).

–  Humor y auto cuidado. Mantener su capacidad de disfrute, dándose tiempo de descanso personal y conyugal (Mundaca, 2000).

–  Contar con redes de apoyo de familiar en caso de requerir apoyo con el o los menores (Mundaca, 2000).

–  Momentos de interacción positiva, satisfactoria Aprovechar y promover  momentos emotivos para estrechar lazos (Mundaca, 2000).

–  Rituales o ceremonias de bienvenida, de pertenencia. Esto manifiesta la permeabilidad en la familia, el menor puede experimentar abiertamente la recepción afectiva que le proporciona la familia extensa y amigos de la familia (Mundaca, 2000).

–  Actitud positiva y comunicación abierta respecto a la adopción. La adopción está lejos de ser una patología, es más bien una oportunidad de una vida mejor. La connotación que se le da influye directamente en la postura que tomara tanto la familia como el menor (Mundaca, 2000).

 Rushton (2003, citados en Palacios, 2007), Lenerz, Gibbs y Barth (2006, citados en Palacios, 2007) Afirman que la adopción es un proceso que dura toda la vida, por lo tanto las necesidades de todo el sistema van cambiando conforme se van desarrollando sus integrantes y el conjunto.

En el mejor de los casos, la apertura de la familia adoptante puede permitir al menor integrar a su identidad e historia de vida, incluyendo a su familia biológica desde una connotación positiva (Labajo, 2008),con su apertura y comunicación, reestructurando en su mente o verbalmente su historia, el individuo adoptado puede  sanar los vínculos lastimados que tiene para que pueda integrar su identidad y su historia, junto con su nueva familia (Femenía, 2010), respetando sus diferencias con aceptación (Labajo, 2008).

Conclusión:

La adaptación a una adopción en la familia, implica las características y disposiciones de todos los integrantes, más allá de depender del la historia o la genética que traiga el menor, existe basta evidencia de los beneficios que esta oportunidad puede traer en consecuencia y hay características observadas en común en las familias satisfechas al adoptar.

Realizar programas de formación y difusión de estos conocimientos puede ser en beneficio de la niñez situación de  casa cuna o hogar.

  “La adopción es una historia de vínculos que se rompen. Vínculos que intentan mantenerse. Vínculos que se construyen. Los que se rompen deben ser elaborados, los que se construyen acompañados. Nuestro trabajo comienza con un abandono y con el deseo del encuentro. Pero no termina cuando estos se concretan”.Cristian de Renzi (1997, citado en Femenía, 2010).

 Referencias bibliográficas:

  1. Femenía, Alicia y Muñoz, Mayte(2010). Cuadernos de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente: El abordaje terapéutico con familias adoptantes: nuevas formas de parentalidad. Edit. Sociedad Española de Psiquiatría y psicoterapia del Niño y del Adolescente. No 50 2º semestre. España. Pp. 5 – 22. ISSN: 1575-5967
  2. Labajo, Gabriel y Bueno, Natividad (2008). Guía didáctica en materia de adopción para educación infantil y primaria. ARFACYL. Castilla España.
  3. Gómez,Blanca yBerástegui, Ana (2009). El derecho del niño a vivir en familia. Instituto Universitario de la Familia en la Universidad Pontificia. Vol. 67, núm. 130. Madrid. pp. 175-198.  ISSN 0210-9522
  4. Berástegui, Ana (2007). La adaptación familiar en adopción internacional: un proceso de estrés y afrontamiento. Instituto Universitario de la Familia, Universidad Pontificia. Anuario de Psicología, vol. 38, nº 2. Facultad de Psicología. Universidad de Barcelona. Pp. 209-224.  ISSN 0066-5126
  5. Mundaca, Mario, et.al (2000). Factores que Influyen en el apego y la adaptación de los niños adoptados.Revista de Psicología, vol. IX, núm. 1. Universidad de Chile. ISSN: 0716-8039
  6. Palacios Jesús (2007). Después de la adopción: necesidades y niveles de apoyo. Universidad de Sevilla. Anuario de Psicología vol. 38, nº 2. Barcelona, Pp. 181-198.  ISSN 0066-5126
  7. Jaimes, Beatriz y Martínez, María Del Consuelo (2011). Funcionamiento familiar en una muestra de padres adoptivos: Seguimiento post-adopción.Revista Psicología Científica 13(5). México  http://www.psicologiacientifica.com/padres-adoptivos-seguimiento. ISSN: 2322-8644.
  8. DIF Nacional (2007). Sistema Nacional para el desarrollo integral de la familia.. Diagnóstico de la adopción en México. DIF Nacional: México.
  9. Fernández, Milagros; Fuentes, Ma. Jesús; Fernández, Pablo (2012). Predictores de la satisfacción parental en familias con hijos adolescentes adoptados. Revista Mexicana de Psicología, vol. 29, núm. 1. Sociedad Mexicana de Psicología A.C. México.  pp. 49-56. ISSN: 0185-6073

Maltrato y violencia familiar en los niños(as)

Por: María Guadalupe Santana Flores

Resumen:

El ensayo  aborda el tema del maltrato infantil en el ámbito familiar, analizando el trabajo de algunos autores con orientación psicoanalítica. La importancia de este tema, radica en la trascendencia, ya que actualmente ha pasado a ser un problema de salud pública en el que varias posturas coinciden en la investigación  y la creación de herramientas tanto preventivas como de análisis de los casos reportados. Resulta importante, unificar modelos de intervención y los aspectos clínicos, psicosociales y judiciales que condicionan la utilización de diferentes criterios en la conceptualización del maltrato infantil.

 Introducción.                                                                                                   Si bien es cierto que la violencia familiar no es un fenómeno nuevo, ya que se ha presentado desde tiempos remotos, y solo a partir de
l siglo pasado se convierte en un problema generalizado, llegando a ser considerado como una problemática de salud pública, claro está, siendo más patente en algunos países como el nuestro. Por ello el fenómeno de la violencia familiar solo empezó a estudiarse como tal, a mediados del siglo XX por diversas disciplinas como la pediatría, la psicología, la psiquiatría, entre otras. Lo que es nuevo es la conciencia que se tiene del tema, además de posibilitar la reflexión y buscar alternativas al problema. Debido a la influencia del reconocimiento de la personalidad del niño y de los derechos que le son propios. La repercusión de esta violencia, en el desarrollo del niño ha sido estudiada estos últimos años: se han difundido ciertos disturbios específicos, tanto más graves mientras más pequeño es el niño, y esté bajo la total dependencia de sus padres. Estos estudios, además, han demostrado la repercusión a largo plazo de las experiencias infantiles procesos en la medida en que, una vez vueltos adultos, estos jóvenes van a reproducir muy probablemente los mismos comportamientos de violencia, en relación con sus propios hijos. De ahí la importancia que tiene la prevención, para desarmar este círculo vicioso.

Para  el desarrollo del ensayo se realizará,  investigación bibliográfica de diversos autores, que han abordado el tema, desde la perspectiva psicoanalítica y social, analizando  lecturas y desarrollando  aportaciones en relación al mismo.

Las consecuencias de la violencia familiar en el desarrollo del niño son múltiples, pero algunos rasgos de comportamiento parecen más específicamente vinculados a la experiencia, la violencia de los abusos y su repetición (Azaola, 1993).

 Además de los daños somáticos graves que puede provocar un traumatismo físico violento, el niño reacciona a la violencia repetitiva con un estado de insensibilidad, desamparo y apatía, se torna insensible a los cuidados que le prodigan en lo inmediato. Algunos niños están más expuestos que otros a los maltratos. Las situaciones particulares los designan como niños “blancos”, víctimas  electivas de violencia, mientras que a los demás hermanos en ocasiones ni se les toca. Esta noción clásica es, de hecho, discutible, pues los maltratos que tienen que ver con el resto de la familia, pueden estar ocultos. Un niño/a puede estar más expuesto, si nació de una primera unión y no es aceptado/a por el  nuevo consorte, o si su nacimiento, ha venido a romper el equilibrio frágil, y pone a la familia en dificultades. Los motivos son a veces menos evidentes: el sexo, la apariencia física del niño, su voracidad o su apatía pueden provocar de entrada un rechazo por parte de padres inmaduros (Dolto, 1987).   El niño/a está en una posición de gran vulnerabilidad, si nace prematuramente, con impedimentos o si ha sido precozmente separado de sus padres. En el caso del niño/a con capacidades diferentes, se les mantiene en el hogar y la posible intolerancia de los padres no es detectada, los impedimentos del niño/a pueden ser negados o ignorados, y entonces, es maltratado como si sus dificultades fueran la prueba de su mala voluntad, o puede ser sometido a manipulaciones absurdas con miras reeducativas. El niño/a protegido por uno de los padres puede ser maltratado por aquel que se siente excluido. En las investigaciones con gemelos (Lebovici S., 1995), aunque actualmente la mayoría de los padres están informados con anterioridad, la llegada de dos niños, puede provocar el rechazo de uno de ellos. La diferencia de aspecto o de sexo y la separación de uno de los bebes en un centro de cuidados, inducen a una separación entre el niño bueno y el enfermo. Por razones propias de la historia de los padres el niño/a que es rechazado, no es siempre ni el más frágil, ni el menos gratificante.

Los padres que maltratan.

Los padres que pasan al acto de manera agresiva hacia un niño pueden tener estructuras psicopatológicas muy diversas. Tienen comportamientos obsesivos y fóbicos que los relacionan con estados límite o las neurosis de carácter. En los casos de negligencia grave, se señala muchas veces el estado depresivo severo, en los padres y/o manifestaciones fóbicas en relación con el niño/a. En ocasiones es difícil para que, el que interviene tenga una idea precisa de los disturbios, que presentan los padres (Lebovici, 1995). Sin embargo, el conocimiento profundo del funcionamiento psicológico de los padres, es una fase indispensable antes de cualquier atención; esto permite apreciar sus posibilidades de movilización de las cuales depende la seguridad del niño. La atención a este problema debe ser obviamente multidisciplinaria, a fin de llegar a una visión relativamente objetiva de la situación. El conocimiento de la historia de los padres, de su infancia, de su vida de pareja y la observación de las interacciones con sus hijos, pueden hacer que se aprecie el significado de los maltratos y determinar la ayuda que es posible proponer (Lebovici, 1995).

En muchos casos, por el bien del niño habrá que ayudar a los padres más que castigarlos,  obtener su confianza y  su cooperación en las medidas consideradas para iniciar un tratamiento. Por lo tanto, hay que excluir toda agresividad hacia ellos y tratar de analizar sus antecedentes, su personalidad y la del niño, así como las interacciones recíprocas.

El abordaje y enfrentamiento de situaciones de maltrato, no sólo demanda formación técnica y profesional de quienes  intervienen en este tipo de conflictivas, sino también una actitud y formación ética, compatible con la problemática que se está abordando. En este sentido, el trabajo con niños/as que son víctimas de agresiones, requiere de un marco o contexto básico, en donde las estrategias específicas de acción se integren y adquieran sentido.

Uno de los elementos importantes, a desarrollar en la sociedad para analizar el tema, sería flexibilizarse, sensibilizarse y aceptar que todos somos iguales y que, por lo tanto, cada persona, sea niño, joven, mujer, adulto o anciano, merece la igualdad de espacios para desarrollarse, el respeto a sus derechos más elementales, una libertad plena para pensar diferente y un trato digno y sin violencia.

Referencias Bibliográficas

  1. Azaola, Elena (2005). Violencia Intrafamiliar y Maltrato Infantil. Comisión Nacional de Derechos Humanos.
  2. Dolto, Fracoise (2000). Dolto para Padres. España: Plaza & Janés.
  3. Gerber, Daniel et. al. (2011). Desafíos en la Clínica Psicoanalítica Actual. México. Circulo Psicoanalítico Mexicano
  4. Lacan, Jackes (1987). La familia. Buenos Aires: Argonauta.
  5. Lebovici, Serge (2005). Diagnósticos en la Infancia. Buenos Aires: Ediciones Novedades Educativas.
  6. Secades, Yolanda (2002). Violencia Familiar. México: Programa Mujer y Salud Secretaría de Salud.